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divendres, 5 de febrer del 2010

NO SABÍAS QUE ERA TU OPORTUNIDAD. Niños Mutantes

Más o menos a las ocho menos cuarto, siguiendo con mi costumbre diaria, entro en el Bar Restaurante Reixos a tomarme un cortado que me ayude a acabar de despertarme. Me acerco a la barra y Carolina, la chica que está tras de ella, me da los buenos días. Yo también la saludo. No necesito decirle qué es lo que quiero. Ella ya lo sabe. Así que no ha pasado ni un minuto y ya me ha servido el cortado.
Mientras pongo el azúcar me doy cuenta que al lado tengo a un tío inmenso. Debe medir un metro noventa y seguro que su peso se acerca a los 150 kilos. Es curioso que no me haya dado cuenta al entrar de su presencia. El caso es que el sambernardo, lo tengo a menos de medio metro. Y el pavo, que está fumando, después de cada calada gira la cabeza y echa el humo en mi dirección. Al mismo tiempo, está jugando en la máquina tragaperras y además liquida una copa, al parecer, de coñac. Bueno, no está mal para empezar el día, no? Pide un trifásico de JB. Carolina se lo sirve. El tipo paga con un billete de 50 euros y utiliza el cambio para seguir jugando.
No puede ser. Aun no ha terminado de apagar el pitillo y empieza a encender otro. El humo, invariablemente, en mi dirección. Me muerdo el labio, me muerdo el dedo y pienso en decirle, con educación, si podría evacuar el humo en otra dirección. Desisto cuando compruebo como, sin ningún pudor, se rasca los huevos entre moneda y moneda que inserta. Como diría Holden Caulfield, un auténtico encanto. Está claro que es un caso perdido. Sin embargo, dentro de mi cabeza imagino que sí, que le pido que deje de fumar y él me dice que no le sale de los cojones, mientras se los rasca. Entonces yo, me convierto en Bruce Lee y con un simple movimiento de Kung-Fu lo dejo inmovilizado. Me pide perdón y se va del local con su humillación.
En vez de eso, soy yo el que se va, eso sí, sin acabar el cortado. Me conecto al reproductor de mp3: Niños Mutantes. Me acuerdo de David, un colega de la facultad a quien le gustaban.
Són las 8 de la mañana.

LLETRA
No sabías que era tu oportunidad y te fuiste llorando. Tú pensabas que todo iba a terminar, pero estaba empezando, empezando a ser algo diferente, algo que recordar lo que te quede de vida. Yo me reía de tu manera de andar y de tus lapsus, conocía cada dedo de tus pies y de tus manos. Tú sabías muy bien que yo era débil, que no era el mejor, pero sé que me querías. Tú esperabas que yo diera un paso más y se hizo tarde, No hay nada eterno y mucho menos el amor cuando es cobarde. No sé bien si no te fiabas de mí o de ti misma, no sé si tenías miedo de caer, mi trapecista. Yo tampoco logré superar el miedo, empezar otra vez a partir de cero. Me han contado que te han visto por ahí con buena pinta, que las arrugas aparecen en tu piel y la mejoran.

(ESCOLTA-LA)