Llego exhausto, sin fuelle. Después de tomar un café acabo de volver a la oficina subiendo los a pie los 98 escalones que separan la calle de mi despacho. Y sin dar muchos rodeos quiero que sepáis lo que he visto en la calle. Es algo que me ha dejado totalmente estupefacto. Parece ser que aquel día que nuestros dirigentes siempre se negaron a aceptar cualquier posibilidad de que pudiera llegar, ha llegado. He podido observar un griterío de gente que se amontonaba en torno a todas y cada una de las numerosas oficinas de entidades financieras que hay por la zona donde trabajo. Los bancos no tienen precisamente la buena costumbre de obsequiar con algún presente a sus usuarios. Por lo tanto, una oscura palabra ha acudido a mi cerebro en el acto: corralito.
Me he acercado a una de esas concentraciones, justo la que se situaba ante la entidad de la que soy cliente. Los individuos que allí se hallaban chillaban con desesperación. Se empujaban entre ellos tratando de conseguir acceder a las mismísimas puertas de la sucursal que permanecían cerradas. Mientras tanto, han continuado llegando más y más personas. Tantas que, ahora mismo, presto atención a la calle desde la ventana de mi despacho y compruebo que están cortando parcialmente, ni más ni menos, que la Gran Via. Todo es bastante caótico. Oigo en la lejanía el sonido estridente de numerosas sirenas de policía. Parece ser que proceden del centro de la ciudad.
Vivimos en un tiempo en que los economistas parecen cantantes de rock. Todo programa de televisión de debate (o casi de cualquier otra naturaleza) que se precie debe tener un economista de cabecera. Y nos hostigan constantemente con un montón de retórica vacía que no acierto a comprender. Por eso, no entiendo mucho de primas de riesgo ni diferenciales con el bono alemán, ni de déficits estructurales, ni de muchos otros conceptos de la jerga que manejan que alegremente todos, como loros, nos hemos ido acostumbrando a repetir una y otra vez durante los últimos años. Sin embargo, lo que sí que os puedo decir que entiendo es que esto se acaba. De manera que si no quieres perder lo que te pertenece, corre a tu banco y exige que te entreguen lo que es tuyo. Y hazlo de inmediato, cuanto antes mejor, porqué si tardas puede que mañana sea demasiado tarde.
LLETRA
London calling to the faraway towns now that war is declared and battle come down. London calling to the underworld. Come out of the cupboard, all you boys and girls. London calling, now don't look at us, all that phoney Beatlemania has bitten the dust. London calling, see we ain't got no swing except for the ring of that truncheon thing. The ice age is coming, the sun is zooming in. Meltdown expected and the wheat is growing thin. Engines stop running, but I have no fear. London is drowning, and I live by the river!
London calling to the imitation zone. Forget it, brother, an' go it alone!! London calling upon the zombies of death. Quit holding out, and draw another breath. London calling, and I don't wanna shout but when we were talking, I saw you nodding out. London calling, see we ain't got no highs except for that one with the yellowy eyes. The ice age is coming, the sun is zooming in. Engines stop running, the wheat is growing thin. A nuclear era, but I have no fear. 'Cause London is drowning, and I live by the river! Now get this... London calling, yeah, I was there, too. An' you know what they said? Well, some of it was true! London calling at the top of the dial after all this, won't you give me a smile? London Calling... I never felt so much a' like, like, like...
TRADUCCIÓ
Londres llamando a los pueblos lejanos ahora que se ha declarado la guerra y la batalla se acerca. Londres llamando al infierno. Salid del armario, chicos y chicas. Londres llamando, ahora no nos miréis a nosotros, toda esa farsa de la beatlemania ha mordido el polvo. Londres llamando, mira nosotros no nos contoneamos a excepción de por el ruido de esa cachiporra. La era del hielo se acerca, el sol se hace más fuerte. Se espera la fundición, y el trigo apenas crece. Los motores se detienen, pero no tengo miedo porque Londres se está ahogando y yo vivo junto al río.
Londres llamando a la zona artificial. Olvídalo, hermano, déjalo sólo. Londres llamando a los muertos vivientes. Sal de ahí conteniendo el aire, y luego vuelve a respirar. Londres llamando y no quiero gritar pero mientras estábamos hablando, veo que asientes. Londres llamando, puedes ver que no ocultamos nada a excepción de aquél con los ojos amarillos. La era del hielo se acerca, el sol se hace más fuerte. El trigo apenas crece, los motores se detienen. Una era nuclear, pero no tengo miedo porque Londres se está ahogando y yo vivo junto al río.
Ahora escúchame... Londres llamando, sí, yo estuve allí, también y, ¿sabes lo que dijeron? Bueno, algo de eso era cierto! Londres llamando en lo más alto del dial y después de todo esto, ¿no me darás una sonrisa? Londres llamando... Nunca me sentí tanto como un, como un, como un...