A menudo cuando los lunes por la mañana llego al trabajo algún compañero me pregunta qué tal me ha ido el fin de semana. La respuesta que suelo dar es un lacónico ‘normal, como siempre’. Contesto de esta manera porqué me resulta un poco incómodo hablar de mi vida privada. Intuyo que en la oficina debe haber consolidado el convencimiento de que soy un tipo desaborido. Y no digo que no tengan razón. Posiblemente estén en lo cierto. Pero es que me resulta mucho más fácil escribirlo que contarlo. Me pregunto si a ellos les parecería más normal leerme que escucharme. En fin, por si alguno descubre el espacio donde escribo voy a explicar, de manera sucinta, las cosas que he hecho desde viernes.
Salí del trabajo y me dirigí a casa de mi padre como casi cada viernes. Allí comí en compañía de mi hermana mayor y de mi hermano. Mi padre dormía la siesta. Permanecí con ellos hasta las 5 más o menos, hora en que me dispuse a volver a casa donde una vez llegué pude comprobar que mi novia ya hacía un rato que estaba. Se encontraba en el sofá. Me senté a su lado y durante toda la tarde no hice nada especial: un poco de televisión, algo de Internet y juegos con nuestra ‘Juanita’.
Hacia las 8 nos vestimos para salir. Teníamos entradas desde octubre para asistir a un concierto de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) a l’Auditori de Catalunya. En el recinto nos esperaba una pareja de amigos con los que habíamos quedado para ver el concierto. Las obras que interpretaron los músicos fueron la Pastoral de Beethoven y la sinfonía número 2 ‘Pequeña Rusia de Chaikovski. La primera la conocía. La segunda no. Y debo decir que, como era la primera vez que acudía l’Auditori quizás estuve más pendiente de detalles como por ejemplo que no había ningún músico zurdo. Sea como fuere, la actuación fue correcta. Me llevé una buena impresión. Tras el concierto los cuatro cenamos en un restaurante indio que nos dejó bastante satisfechos. Después de la cena las dos parejas nos despedimos y nos fuimos cada uno a casa. Caímos en la cama como dos troncos.
Al día siguiente nos levantamos tarde. Hicimos las labores de casa y, hacia la una y media salimos a pasear. Pasamos delante del ‘Michael Collins’. Era el fin de semana en que se celebra el Saint Patrick’s Day. Pensamos que era una óptima ocasión para reunirnos por la tarde con algunos amigos, tomar unas cervezas y ver allí el partido de rugby Gales – Inglaterra, que decidía el ganador del Torneo de Seis Naciones. Algunas llamadas y mensajes después, quedamos en vernos hacia las 6 de la tarde en el pub.
Y resultó que el partido estuvo lleno de emoción. Inglaterra lo tenía todo para ganar el título. Disponía de una buena renta de puntos a favor y el empate le favorecía. Entonces, ¿por qué Gales ganó por 30-3, obtuvo el trofeo y de paso humilló a la todopoderosa Inglaterra jugando un rugby de la vieja escuela? Seguramente los galeses desconocían que su hazaña era prácticamente imposible porque nadie se lo había dicho. Y es por eso que creo que lo consiguieron. Una vez acabada la transmisión del partido mi novia y yo volvimos a casa. El resto de los amigos imagino que fueron a cenar. Nosotros comimos algo de queso, jamón y una ensalada sencilla, vimos un rato la tele y antes de las 12 estábamos en la cama. Yo me tenía que levantar a las 7.30 de la mañana para jugar a las 9.00 el partido de baloncesto de la 18ª jornada de liga.
El domingo, a las 7.45 mi compañero Iván me esperaba en su coche para ir al pabellón. Llovía suavemente. Nada importante. Antes de ir al campo de juego recogimos a otro compañero: Isra. Y, como aun era temprano, nos tomamos un café en un bar que hay cerca del polideportivo. El partido fue un completo desastre. ¿No os lo he dicho? Estamos en crisis de identidad y además uno de nuestros mejores hombres no pudo asistir al encuentro. A pesar de todo, tras el partido, las diez y media era una buena hora para desayunar algunos compañeros y demostrarnos a nosotros mismos que más que compañeros somos amigos.
El resto del domingo fue para mí extremadamente aburrido con la excepción del partido de baloncesto que disfruté desde mi sofá (me arrepiento de no haber ido al campo). Una Penya repleta de ‘niños’ dio toda una lección a un conjunto como el Caja Laboral, con un potencial escandalosamente superior al del equipo de Badalona. Así que el partido fue otro claro ejemplo del ‘no sabían que era imposible y por eso lo consiguieron’.
No explicaré qué hicimos las últimas horas del domingo. Bueno, va. Algo sí diré. Preparamos la fiambrera para el lunes: tortilla de alcachofas con jamón y ensalada variada. Y aun diré una cosa más. Parece ser que se ha producido una situación de ‘corralito’ en Chipre. No me digáis que no entran ganas de agarrar un Kalashnikov y, en fin, ya sabéis a lo que me refiero: la puta Troika, el Banco Central Europeo y algún otro objetivo que todos tenemos en la cabeza.
Ah, y se me olvidaba. El miércoles yo también voy a ver a Franco Battiato. Mmmm.
LLETRA
La fantasia dei popoli che è giunta fino a noi non viene dalle stelle... Alla riscossa stupidi che i fiumi sono in piena. Potete stare a galla. E non è colpa mia se esistono carnefici, se esiste l'imbecillità, se le panchine sono piene di gente che sta male. Up patriots to arms, Engagez-Vous. La musica contemporanea, mi butta giù.
L'ayatollah Khomeini per molti è santità. Abbocchi sempre all'amo. Le barricate in piazza le fai per conto della borghesia che crea falsi miti di progresso. Chi vi credete che noi siam, per i capelli che portiam, noi siamo delle lucciole che stanno nelle tenebre. Up patriots to arms, Engagez-Vous. La musica contemporanea, mi butta giù.
L'Impero della musica è giunto fino a noi carico di menzogne. Mandiamoli in pensione i direttori artistici gli addetti alla cultura... E non è colpa mia se esistono spettacoli con fumi e raggi laser, se le pedane sono piene di scemi che si muovono. Up patriots to arms, Engagez-Vous. La musica contemporanea, mi butta giù.
TRADUCCIÓ
La fantasía de los pueblos que nos ha llegado no viene de las estrellas... A la revuelta estúpidos que los ríos van caudalosos. Podéis permanecer a flote. Y no es culpa mía si existen verdugos, si existe la imbecilidad, si los bancos están llenos de gente que está mal. Levantaros en armas, patriotas, tomad partido. La música contemporánea me fulmina.
El ayatolá Jomeini para muchos es un santo. Muerden siempre el anzuelo. Las barricadas en la plaza se alzan por cuenta de la burguesía, que crea falsos mitos de progreso. ¿Quién os creéis que somos, por lo que pensemos? Somos las luces que están en las tinieblas. Levantaros en armas, patriotas, tomad partido. La música contemporánea me fulmina.
El Imperio de la música ha llegado hasta nosotros cargado de mentiras. Mandemos jubilar a los directores artísticos, a los adeptos a la cultura... Y no es culpa mía si existen espectáculos con humo y rayos láser, si los escenarios están llenos de necios que se mueven. Levantaros en armas, patriotas, tomad partido. La música contemporánea me fulmina.