No le tengo una gran simpatía al personaje que interpreta Enrique Bunbury. Me pregunto si debe haber apenas una docena de personas que le muestren ese sentimiento. Bueno, de hecho, sé de a alguien que le reverencia: ¡pobre de ella! Y también está aquel tipo, a quien conocí hace muchos años, que lucía en su brazo un tatuaje de Héroes del Silencio. Las últimas noticias que me llegan del valiente me hacen creer que se está planteando borrárselo.
¿Que por qué volver al blog con Héroes del Silencio (y, por tanto, con Enrique Bunbury)?. Pues por ninguna razón en especial. Simplemente hace tiempo que quería retomar la escritura pero no sabía cómo ni con qué canción, ni con qué artista o con qué historia. Así que ayer, cuando fui a casa de mi padre y mi hermano me preguntó que dónde estaba el cedé recopilatorio de Héroes del Silencio (sí, lo admito, he pagado por su música), no le supe contestar. Estaba convencido de que seguía allí, en algún estante polvoriento bajo otros ocho o diez discos, sin seguir ninguna clase de orden lógico. Sin embargo, por más que lo busqué no pude hallarlo.
Le dije a mi hermano que el disco debía estar en algún sitio de la casa aunque no conocía el lugar exacto y que el jueves, cuando volviera, lo buscaría con más tranquilidad. Y entonces le pregunté, por curiosidad, que cómo era que había tenido la ocurrencia de escuchar a Héroes del Silencio. Me contestó que llevaba todo el día con una canción que no se podía quitar de la cabeza. Es algo que nos ocurre a todos y, en ocasiones, con algún tema que nos avergonzaría decir que escuchamos. No es el caso. Por eso, aunque Bunbury me parece un tío bastante repulsivo le reconozco talento en un puñado de canciones. Esta es una de ellas. Y la cuestión es que, sin que sirva de precedente, mi hermano y yo opinamos de igual manera. Creemos que 'La Chispa Adecuada' es una muy buena canción.
Y por mi parte, nada más; adulación al personaje, la justita. Así que, ¿Enrique Bunbury para volver? ¿Y por qué no?
LLETRA
Las palabras fueron avispas y las calles como dunas cuando aún te espero llegar... En un ataúd guardo tu tacto y una corona con tu pelo enmarañado queriendo encontrar un arcoíris infinito. Mis manos que aún son de hueso y tu vientre sabe a pan. La catedral es tu cuerpo... Eras verano y mil tormentas; yo el león que sonríe a las paredes, que he vuelto a pintar del mismo color. No se distinguir entre besos y raíces. No sé distinguir lo complicado de lo simple. Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar. Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.
El fuego que era a veces propio, la ceniza siempre ajena. Blanca esperma resbalando por la espina dorsal. Ya somos más viejos y sinceros y qué más da. Si miramos la "laguna", como llaman a la eternidad de la ausencia. No se distinguir entre besos y raíces. No sé distinguir lo complicado de lo simple. Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar. Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.